Cuando la informática daba sus primeros pasos la forma más común de transmitir información y archivos de un ordenador a otro era el disquete, un pequeño disco magnético y flexible que se guardaba en una carcasa de plástico muy final.
Pero la aparición de la Memoria Flash USB, también llamada Llave USB o Pendrive (que es una marca) ha supuesto una revolución. Estos aparatos aparecieron con una capacidad de tan sólo 16 MB, luego pasó entre 128MB, a 512 MB y hoy algunos ya superan el 1 Gigabyte, 2 Gigabyte, 4 Gigabyte, 8 Gigabyte de capacidad. En la actualidad podemos encontrar dispositivos de dependiendo de la marca fabricante, hasta de 16 Gigabyte de capacidad.
Las Memorias Flash USB no necesitan pilas, y son autoinstalables en los sistemas operativos más modernos. En los anteriores al año 2000 pueden requerir drivers de instalación. Al conectar el dispositivo al puerto USB del ordenador el sistema detecta automáticamente el dispositivo y lo considera “Disco extraíble”. La forma de trabajar con esta unidad de disco es exactamente igual que la que utilizamos con el “Disco duro”. Puedes crear carpetas dentro de él, copiar y pegar archivos, guardar archivos en dicha unidad (que estará identificada con una letra en función de la cantidad de discos que detecta el ordenador), eliminarlos o realizar cualquier otra acción que haríamos con nuestra “Disco duro”. Al conectar el dispositivo en otro ordenador, éste detectará todas las carpetas y archivos que guardamos en él.
También hay diversos estilos de Memorias Flash, dependiendo para el dispositivo.